El 18 de abril de 2018 marca un hito en la lucha por la libertad de Nicaragua, fecha en que la juventud rompe el silencio y el miedo, y decide protestar cívicamente en contra de las injusticias sociales y la opresión a que tiene sometido al país la dictadura Ortega-Murillo.
Los jóvenes no soportaron más la arbitrariedad y las injusticias que el régimen cometía contra el medioambiente, dejando que se destruyeran reservas naturales importantes para la vida de los habitantes, y en lo social los atropellos contra los adultos mayores, agredidos por seudo leyes sociales que los humillaban y condenaban a paupérrimas condiciones de vida.
Rompieron los jóvenes y estudiantes el silencio y el miedo con sus gritos de protesta, se tomaron las calles y sus universidades, clamando por justicia y libertad, despertando al país entero en su conciencia, pero a la vez provocando las más cruenta y brutal represión del régimen, que América Latina recuerde en las últimas décadas.
El saldo de muertos, heridos, exiliados, reprimidos, desaparecidos a partir de ese 19 de abril y en los subsiguientes meses, son hoy la afrenta histórica de un régimen que, hasta hoy, sigue sin escuchar las demandas del pueblo de Nicaragua por libertad, justicia y democracia.
A tres años de ese 18 de abril, la lucha sigue, las aspiraciones se mantienen, y el espíritu de lucha y valentía de los nicaragüenses sigue intacto, por lo que en este año 2021 el pueblo de Nicaragua sigue demandando libertad, democracia y esperanza en el futuro.
A tres años del inicio de las protestas cívicas, los nicaragüenses tenemos la oportunidad de lograr el cambio en unas elecciones libres, que traigan la paz, la tranquilidad y el desarrollo que necesitamos, y que hagan realidad los deseos que mostraron los jóvenes y los estudiantes con la gesta histórica que iniciaron el 19 de abril de 2018.